10 septiembre 2007

Remiendos...


A veces me gustaría tener cuarenta brazos para poder abrazarla más y mejor, apretarla muchísimo más de lo que los dos que tengo me permiten… Me entran ganas de construirle una cápsula de cristal blindado para que ni el viento la toque, que nada la perturbe. A veces me gustaría tanto verla feliz… Pero lo único que puedo hacer es remendar su corazón mientras duerme a base de pedacitos ¡y eso que no soy gran costurera! Algunos zurcidos quedan peor que otros, quizás por eso se vuelven a descoser y hay que poner un nuevo remiendo o utilizar un hilo más firme. Da igual que el cachito escogido tenga mejor o peor estampado mientras mantenga lo que hay dentro; tanta dulzura concentrada en tan pequeño espacio… Y provengo de ese espacio, y me hace sentir orgullosa. Remendado mil veces, pero tan bonito como ella.